Responder con honestidad no es soberbia
Periodista: ¿Te consideras el más grande de todos los tiempos?
Novak Djokovic: Bueno, me considero el
mejor, creo que soy el mejor. De lo contrario no estaría hablando con confianza
acerca de ganar Grand Slams y hacer historia, pero si soy el más grande de
todos los tiempos o no, ese debate se lo dejo a otras personas… Me siento
bastante honrado de ser parte de la conversación.
Este tipo de
declaraciones le han traído un odio enorme a Djokovic.
Para mí, son
este tipo de cosas las que me hacen ser fan. Eso que muchos no soportan es lo
que pido a los deportistas (y quizá a todo mundo), honestidad. Prefiero que
digan lo que piensan y no lo que la gente quiere escuchar.
-Oye Rafa ¿Crees ser el más grande de la
historia? - Eso a mí no me importa y no soy quien para opinar sobre ello.
-Hey Roger ¿Tu objetivo es ganar otro Grand
Slam? - Los números no importan, sólo quiero disfrutar del deporte que amo.
La gente aplaude estas respuestas. Considero que la razón es que disfrazan la falsa modestia de humildad (cuando conviene).
Déjense de
tonterías, llevan más de 10 años jugando –y no por dinero porque ya tienen
suficiente-, con lesiones encima, viajando durante todo el año y, ahora, soportando
las restricciones por pandemia en cada torneo. Pudieran estar en casa jugando
en el patio de su casa, pero deciden romperse el lomo semanas tras semanas ¿Por
qué? Porque quieren ser el mejor y creen que son capaces de serlo. Y eso no
tiene algo de malo. Todos lo sabemos, lo sabe el mayor fanático de Federer y lo
sabe el mayor fanático de Nadal.
Lo que también
todos sabemos -pero algunos no quieren aceptar- es que esto siempre es así. Como en la política, la prensa
siempre busca formar una imagen específica sobre determinados jugadores. Y así
tenemos a las blancas palomitas, los que nunca se equivocan, los políticamente
correctos y, por otro lado, a los villanos. Cualquiera que se salga del molde es un
“chico malo” y, entonces, cuando llega un tipo serio y honesto como Djokovic, que
intenta ser auténtico y transparente, lo pintan como un
soberbio y prepotente.
La
polémica vende y el responder entrevistas con la verdad por delante es el
aliciente perfecto para crear controversia donde no la hay.
Algunos dirán que cuando la verdad no es necesitada no hace falta decirla y, en efecto, no se trata de andar por la vida gritando lo que piensas a cada persona que te encuentras pero, si te hacen una pregunta directa, la necesidad de obtener una respuesta real está implícita. De tal suerte, responder con honestidad es lo que todos deberíamos esperar ¿No?
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